sábado, mayo 06, 2006

Estoy siendo explotada laboralmente

Además en este preciso momento. Trabajo (y escribo desde el trabajo) en uno de esos centros comerciales que florecen como setas por toda la geografía nacional, con juegos para críos (para intentar que sus padres no vayan a los parques que por otro lado no existen porque los centros comisionan a los Ayuntamientos para que no los hagan y la gente tenga que traer a los niños a jugar al Centro, pero eso es otra historia), tiendas abiertas de 10 a 10 y un huevo de restaurantes de comida rápida (hamburguesas, kebabs, montaditos, todo es la misma mecánica). Somos dos compañeras, una por turno, trabajando cada una 6 días a la semana, 6 horas diarias. Hasta ahí todo correcto... si fuese así de verdad.
Mi compañera del otro turno se ha hecho un esguince con resultado de baja laboral durante, al menos, los próximos 9 días. El Centro Comercial no permite a sus tiendas abrir menos horas que 12 al día, bajo pena de sanción económica o incluso cierre si la conducta es reiterada. Solución que da mi empresa (por otro lado, grande, con 180 tiendas por toda España y más de 500 trabajadores en total): nena, para que no nos cierren, hemos negociado con el Centro que vas a trabajar 54 horas por semana hasta que tu compañera esté bien: de lunes a sábado, repartidas estratégicamente para joderte. De 10:30 a 14:30 y de 16:30 a 21:30. Tranquila, te pagaremos las horas, pero no como horas extra sino como te pagamos las normales, a 5 €. Es decir, en vez de 30 € diarios cobrarás 45 € obligándote a llevar un ritmo de levantarse, limpiar la cocina, destender y planchar, desayunar, ir a comprar lo poco que te dé tiempo, ve al banco a ingresar la recaudación del día anterior (sí, amigos, he de hacerlo fuera del centro comercial y de mi horario laboral), entra a trabajar, vuelve a casa, hazte la comida, pon una lavadora, come, vuelve al trabajo sin digerirla, sigue otras cuatro horitas de pie, reza para que no entre nadie justo a la hora de cerrar, haz caja y reza para que cuadre, vuelve a casa, tiende la lavadora que pusiste antes, hazte un bocata para cenar porque no tienes ganas de cocinar, cena mientras ves la tele y luego a dormir porque se te cierran los ojos.


Evidentemente, no esperarán que con este ritmo de trabajo aderezado con bajadas de sueldo mediante el bonito método de dividirlo en un sueldo fijo y un variable y bajar el variable cada dos-tres meses, encima me muestre comercialmente proactiva con el puñado de paletos que vienen para conseguir gratis móviles con prestaciones que ni siquiera saben pronunciar, pero como lo tiene su cuñao...

Pero no tengo derecho a quejarme, hombre, que tengo un trabajo, ¡y además indefinido! ¡Yupi!

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2 Comments:

At 11:40 a. m., Blogger Jackie said...

Ya ves, yo dejé otro trabajo similar porque, en teoría, el horario de este me dejaba más tiempo libre... Juas.

 
At 6:35 p. m., Anonymous Anónimo said...

Pues yo me habría negado, que quieres que te diga. Hay cosas a las que no te pueden obligar y una de ellas es a doblar jornada así, por la cara.
Sinceramente, yo no lo haría.

 

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