jueves, junio 15, 2006

Ir de compras me deprime

Este es mi post frívolo a priori pero que en realidad no lo es, porque todos necesitamos ropa que nos tape, ¿no? El caso es que yo no tengo pantalones que ponerme. En mi armario hay dos negros de tela para trabajar, unos de pana que evidentemente hasta otoño no me puedo poner, unos vaqueros que se me caen y otros que me rompió un gato a la altura de medio muslo el verano pasado y tuve que remendar hasta encontrar otros, y de eso hace un año ya.
Llevo mucho tiempo detrás de unos piratas vaqueros (o no) para el verano y el viernes finalmente conseguí algo parecido. Para ello he tenido que probarme íntegramente dos centros comerciales completos, hipermercados incluidos. Carrefour y Alcampo. Con un presupuesto máximo de 20 euros (lo cual considero razonable) me recorrí todas las tiendas del puto Amancio Ortega y otras más pequeñas y no encontré ningunos. Si valían más de 20 euros o tenían bordaditos o lentejuelas ni los miraba, y aun así me probé bastantes cosas.
En Alcampo todos tenían bordados o lentejuelas. En Carrefour sólo quedaban unos vaqueros piratas en toda la planta, y eran una talla 44. En Zara no había nada de 20 euros. En Stradivarius alguno, pero justo las tallas 38 y 40 habían desaparecido. En Pull and Bear ninguno me quedaba bien (o bolsas raras o bajos demasiado apretados).
En Bershka sulen ser bastante horterillas, pero ya que estaba me probé una prenda del escaparate que me tenia enamorada desde marzo: un minivestido (para llevar con pantalones debajo)verde con topos blancos, entallado de palabra de honor y la flada estaba hecha con dos volantes de gasa, todo con un forro verde para que no se transparentara, y por sólo 20 euros. Mi eterno drama se repite: la talla 38 me queda bien de cintura, pero la cremallera lateral no cierra poque mis tetas se lo impiden. La talla 40 consigo que cierre a duras penas, pero entonces toda la zona de la cintura me hace bolsas. Me enrabieto al comprobar que jamás podré llevar ese vestido, y me voy.

Ya desesperada, y negándome a pasar por el aro de los 30 euros, me bajé a la última tienda que me faltaba por mirar. El paraiso de una bakala de 15 años. Allí todo es fucsia fluorescente y encima el sitio se llama "Jeniffer". Pues ese antro fue el fin de mis preocupaciones: había un perchero lleno de piratas de tela negros, sencillos, sin bordados ni dorados. Y entre 12 y 9 euros. El precio justo para cuatro trozos de tela. Y encima la 38 me quedaba grande: ¡ya puedo decir qe uso la 36!

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1 Comments:

At 1:31 a. m., Blogger El Paseante said...

Lo que hace que vuestros cuerpos no quepan en esas vestimentas (diseñadas para niñas y mujer de físico lastimero) es precisamente lo que (al menos para mí) los hace hermosos: su humana naturaleza y naturalidad.

 

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