miércoles, mayo 17, 2006

Lo sabes si eres futbolista, si lo fuiste o si soñaste serlo. Deberías saberlo seas quien seas. Hay dos cumbres: la final de la Copa de Europa y la final del Mundial. Ahí está todo. Lo demás puedes perdértelo (bajo tu responsabilidad, naturalmente), pero resulta imposible mantenerse ajeno a esto, e importa poco que no juegue tu equipo o que no lo tengas porque las calles se vacían en algún lugar y hay gente cercana que sufre y grita. Ten corazón. Toma partido. Sal y juega.

Además, esta final es fabulosa y romántica porque remata dos hermosas historias y porque premia a dos equipos que apuestan por el buen fútbol y los chicos bajitos que lo juegan, haga sol o lluevan piedras. También, y no es poco, porque enfrenta a los dos mejores futbolistas del mundo: Ronaldinho y Henry, que no son sólo dos artistas, sino dos estilos artísticos, sambismo y elegantismo.

A partir de ahí, las cábalas. El Barça es superior, está claro. Su juego gira entre lo sublime y lo excelente, cuenta con Etoo, se paseó por la Liga y, camino de París, eliminó a Chelsea y Milán, dos candidatos. Parece predestinado a ganar la Champions y eso es precisamente lo que debería hacerle temer. Lo denominaremos el síndrome Federer: sentirte el mejor, serlo y perder.

El Arsenal llega liberado de esa presión. Y ese papel de víctima ya le dio grandes resultados contra el Madrid y la Juve. Cambiará poco. Sus jugadores intentarán asfixiar al Barça en el centro y, cumplido ese objetivo, saldrán disparados hacia Henry para recibir instrucciones. Él lo dirige todo.

Y por si tuviera poca motivación, regresa a casa. Henry nació en París y se crió en el barrio de Les Ulis. "Allí aprendí lo que es el deseo y la cólera. Mi padre me enseñó a no estar nunca conforme. Por eso no suelo festejar los goles, porque busco la perfección. Hay una enorme diferencia entre estar feliz y estar satisfecho".

Sí, también es una final de grandes frases. Wenger se las regaló a la prensa inglesa: "Cuando al principio de la temporada os hablaba de la Champions pensábais que estaba loco. ¿Y queréis saber algo?: todavía lo estoy".


La final romperá un asombroso equilibrio en la historia de la Copa de Europa, ya que españoles, ingleses e italianos han ganado los mismos títulos: diez. Y también podría servir para que España igualara a Inglaterra como el país con más trofeos continentales (28). Italia suma 27. No olvidemos nunca quién inventó este juego: los ingleses han disputado doce finales de Copa de Europa y han ganado diez.

Hay más números: el récord de Arsenal alcanza ya los 920 minutos sin goles y ambos equipos están invictos en el torneo (ocho triunfos, cuatro empates). Los sueños de unos y otros se calculan peor, pero rondan lo infinito. El cielo está a un palmo de esta cumbre.

JUANMA TRUEBA




Diossss, qué ganas de que llegue

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2 Comments:

At 1:37 p. m., Anonymous Anónimo said...

anda, que tirar de un pavo del AS para una ocasión como esta...

:D

 
At 5:42 p. m., Blogger Jackie said...

Es que en El Pais no hablaban de la final en sí, sólo del Barça. Y para la ocasión preferí este.

 

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